Poco después de la Primera Guerra Mundial, Eugène Fuchs se instala con su familia en las soleadas tierras de Grasse, en la Costa Azul de Francia. Conquistado por la magia del perfume decide crear su propia empresa en esta ciudad conocida como la capital del perfume, donde se producen las más refinadas y exquisitas fragancias gracias a sus condiciones naturales que la hacen ideal para el cultivo de delicadas y aromáticas flores.
Una ciudad llena de historia al igual que lo es la Casa Fragonard, que desde 1926 fabrica sus productos en sus tres fábricas, creando los más ricos y elegantes perfumes, jabones y difusores de fragancia entre otros.
